La mirada teñida de abril
amanece en mi cara,
calmando tus miedos
arropando soledades.
El relámpago de tus tormentas
sendero seguro a lo incierto,
la sal de tus lagrimas
secadas a caricias.
Mis manos en tu espalda
cura fugaz para vacíos,
imposibles de rellenar…
almas burlándose del destino.
Verdades y mentiras
fundidas entre abrazos,
esperanza de alas quebradas
sin vuelos a ningún lugar.
Mi musa de ratos escondidos
palidece tras decir adiós,
cubriéndose de nuevo
con el manto del olvido.
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