jueves, 14 de octubre de 2010


Un cielo de acuarela
despierta mi ciudad,
los últimos pasos trasnochados
se funden con el sonido
del trueno metálico,
de las persianas.
Despertadores tiranos
marcan el paso,segundo a segundo.
Aquí y allá
florecen caritas adornadas
con profundas ojeras.
La palomas ,las bocinas
compiten con la sinfonía
de los gritos
de un millar de padres dormidos.

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